martes, 19 de febrero de 2008

Castildetierra

Castildetierra

El domingo 17 de febrero, un día nublo y frío… decidimos volver a las Bardenas Reales, ya que, como siempre nos ocurre, nos quedamos con las ganas de conocer y contemplar otros muchos lugares de estas tierras navarras de gran belleza.
Comenzamos a caminar por una pista que atraviesa campos resecos con un trigo ralo y pobre, a medio crecer, sitiado por tierras con arenas y salitres, casi blancas y extremadamente faltas de agua… Nos cruzamos también con alguna casucha abandonada, que nos recordaba el Lejano Oeste.





Tras andar y andar sufriendo un frío viento que a veces nos llenaba de arena, charlando y riendo a raticos, llegamos a lo que se conoce por el símbolo de las Bardenas: el Cabezo de Castildetierra, un característico cerro testigo digno de ver y que es admirado en el mundo entero.


Es magnifico… precioso… han puesto unas discretas pero importantes vallas en las que pone “zona frágil, no pasar” que se deben respetar para evitar así, que no se adelante la erosión natural, y el cabezo se deteriore y destruya antes de lo normal… También tengo entendido que intentan con sellados químicos impedir que las areniscas endurecidas que forman el “sombrero” de esta maravillosa escultura del viento y el agua, no se fraccionen mas y todo se derrumbe… Al verlo, no puedes dejar de pensar que esas piedras de allá arriba, un día fueron el suelo… o antes, fueron el alubión que sedimentaba ese mar interior que era nuestra Tierra… paradojas del tiempo y de este planeta sorprendente… ayer mar… hoy techo altivo de un paraje desértico…





Tras contemplarlo, nos adentramos en el “Barranco de las Cortinillas”, el paisaje sigue siendo fresco y frío, hay muchos tamarites que dan al paisaje un tono morado muy bonito… En las paredes del barranco se aprecian múltiples cuevas y formaciones con estructuras muy curiosas…

Conforme vamos internándonos en el recóndito cañón, disminuye la fuerza del viento… la pequeña vegetación nos arropa… el microclima se hace más benigno.



De pronto, oímos un sonido peculiar que todos conocemos de otros años… elevamos las miradas al cielo que se deja ver por encima de los taludes del barranco y ahí están unos diminutos puntos gritones que se alinean formando flechas y se elevan con las térmicas para pasar los Pirineos… son las grullas con sus cantos de despedida, que emigran hacía tierras más frías… ¡Aunque no lo parezca, ya viene el verano!


Llegamos a un pequeño cauce por el que discurre agua, es increíble, con lo seco que esta todo y de repente hay agua!!, en el fango de la orilla del cauce, se distinguen una gran cantidad de huellas, pensamos que son de jabalí, zorro, oveja y aves que vienen a saciar su sed.






Al rato, sin terminar de recorrer todo el barranco, subimos a la superficie por uno de sus lados… ¡maravilla! Nos encontramos con un grandioso mar de olas terregosas, nuestra vista casi no alcanza a otear su fin… es espectacular, muy característico del desierto, aunque en lugar de ser dunas de arena que se transportan con el viento, aquí son estables, fijas, con una altura aproximada de dos metros…


Son como afluentes que se forman por la erosión del agua y del viento… formando un laberinto, esta formación tan típica de desierto toma el nombre de cárcavas. Nosotros vamos caminando por las crestas, con cuidado de no caernos por los enormes socavones que se forman.


También recorremos un “caos” que se ha formado en una parte del barranco, debido a la erosión… es impresionante… me encantan estos duros paisajes…

Buscamos un sitio para comer, en las profundidades del barranco, al lado del cauce… parecemos indios… se respira un ambiente de paz y tranquilidad, solo interrumpido de vez en cuando por nuestros comentarios y alguna risa que nunca debe faltar para redondear un buen “RATICO INOLVIDABLE”


De nuevo regresamos al cabezo de Castildetierra Nos espabila el viento y el frío que dejamos hace un rato aquí arriba… Hay que volver a cerrarse los anoraks y desde aquí seguimos descubriendo maravillas, sitios curiosos donde nos lo pasamos bien… pero os lo contare dentro de unos días, para que descanséis y esperéis con interés nuestras nuevas aventuras… Os contare el miedo que se pasa al estar en el inestable equilibrio de un cerro testigo… en la altura de un cabezo altisimo… Y practicando ese nuevo deporte que hemos llamado “RASCALADERAS”… Mientras tanto… os deseo unos raticos inolvidables… Y comentarme algo…JO…


¡¡Hasta pronto queridos y simpáticos amigos!!