sábado, 30 de marzo de 2019

La niebla del Moncayo


¡Ya estoy aquí! Sigo en la cima del Moncayo, contemplando como las nubes siguen reuniéndose, seguidas por ese misterioso susurro que las va convocando… la niebla sigue ascendiendo veloz, devorando a su paso todo lo que encuentra… acabamos de comer en uno de los cobijos de la cima, aprovechando los últimos rayos de sol… y al fin, la niebla nos encuentra… nos envuelve, nos enfría y fascina a la vez… ¿Qué tendrá que la hace tan misteriosa?


Justo en ese instante, en ese lugar, mi hermano saca el cuerno y se pone a tocar… ¡qué épico!... parece que la niebla nos entiende… retrocede… da algún giro como si danzara a su son… mi corazón se emociona… me siento más cerca de los celtas…  y en mi mente se forma la siguiente historia que comparto aquí:

El Beso bajo el Muérdago

“Como cada mañana, Susana, se adentró por esa pequeña  y escurridiza senda, por la que se acercaba a las profundidades del bosque, a sus misterios y secretos… las cortezas de los árboles estaban forradas de musgo, las hiedras cubrían las ramas y la senda se ocultaba tras una crujiente alfombra de hojas doradas y amarillas… A Susana le encantaba recorrer ese camino, acompañada de los cantos de los pajarillos…

Al llegar a un original mogote de piedras, que parecían estar en equilibrio, percibió un extraño sonido y se desvío del camino para averiguar de qué se trataba… corría entre árboles, helechos, zarzas… se sentía como atraída por una fuerza mayor, como si el bosque fuera un gran imán… su corazón latía muy deprisa y de pronto se quedo paralizada ante la escena que estaba a punto de presenciar… oculta detrás de un tronco:

A unos pasos de ella, había una joven apoyada en un pino coronado de muérdago, que leía un libro en voz alta, su voz era muy melódica y cantarina… estaba tan concentrada en su lectura, que no se dio cuenta de ese joven que llegaba con una espada en la mano… más rápido que un rayo, corto el libro en dos y mientras agarraba a la muchacha, le gritó… ¡estoy harto de que visites este lugar, tu corazón me pertenece!... ante estas palabras, ella se quedó quieta y con un ágil movimiento se soltó y corrió a abrazar el árbol, inesperadamente, con todo el amor que tenía guardado para quién lo mereciera, beso la corteza del pino… y antes de que sus labios se despegasen del tronco, su figura desapareció en su interior, al instante justo en el lugar del beso, brotó una delicada rama…

Susana salió de su escondite… ya no había ni rastro de los jóvenes… ¿había sido un sueño?... pero allí, en la base del pino, vio el libro rasgado que estaba leyendo la joven… las tapas eran de madera tallada… estaba escrito en runas, excepto el título “El beso bajo el Muérdago”.

El amor por ese Pino, la transformó en esa bella rama… 

Hasta pronto!!