Febrero es un buen mes para regresar
al desierto… para perderse en ese perdido lugar… allí, dónde la vida es efímera
pero feliz y aprovechada… allí donde el tiempo pasa muy rápido o muy lento… o
hace mucho frío o mucho calor… casi parece que depende más del visitante que de
la realidad…
A veces, me parece que el desierto es
como un espejo de su visitante… pocas personas se atreven a perderse en él… ¡no
vayan a encontrarse consigo mismos!
Es tan divertido correr, saltar por
las Dunas y disfrutar de la compañía… y del paisaje… y pensar… y perderte… y
encontrarte… y sentir la naturaleza…
Oh! Esperad… ¡Quiero volver al
desierto!
Hasta
prontito!!