En una acogedora cueva, quien sabe si anteriormente habitada por prehistóricos...
Nos llueve pero seguimos adelante, con cuidado para no resbalar en las rocas y caer al precipicio…
La lluvia arrecia, nos ponemos las capas y seguimos… La senda nos lleva por una cornisa, ladeando un barranco…
Abundan las cuevas… y nos acercamos a esa imponente talla natural de más de 25 metros de altura, que llaman cariñosamente “el abuelo”… Resulta muy curioso cuando te encuentras justo a los pies y aprecias las estructuras tan caprichosas que el aire y el agua modela en nuestro viejo planeta…
Seguimos la senda y en otra cornisa... en la propia pared del cerro testigo se abre una oquedad hecha por el hombre, a modo de ventana, nos agachamos y al traspasarla descubrimos… ¡¡¡¡El Valle de la Aventura…!!!!
pero esto no os lo voy a contar ahora… Tendréis que descubrirlo vosotros mismos o esperar unas cuantas entradas a que le dedique un “ratico inolvidable”… que se lo merece ;)
Seguimos hasta llegar al mirador desde el cual se divisa todo el valle y los torrellones de donde venimos…
Seguimos hasta llegar al mirador desde el cual se divisa todo el valle y los torrellones de donde venimos…
sale el sol, que nos calienta y con su agradable compañía comenzamos el regreso…
jugamos subiendo y bajando por las diferentes rocas…
De vuelta volvemos a ver el torrellón que tanto miedo me hizo pasar… A que se ve imponente?... pues imaginaros un castillo bien defendido en su cima!!...
Por fin llegamos a la presa, donde nos esperaba el coche… ha sido un día muy emocionante…
Hasta pronto, queridos amigos!!