Cada fin de semana es una aventura diferente… y la de este
sábado, ha sido además una hazaña…
El Sol
luce por la ventana… abril nos invita a salir a nuestras montañas de Aragón… no
imaginamos lo que nos acontecerá en unas horas...
Como siempre lo principal es la amistad y no la competición por
eso nos ayudamos y compartimos… porque, como buenos maños, somos todos o ninguno.
Entre risas y bromas vamos ascendiendo al primer pico, en la
cima el Sol nos saluda con una de sus mejores sonrisas, mientras en nuestro
entorno, las nubes se convierten en agua… aprovechamos esas calientes rayadas
para comer… y en seguida algunos nos atrevemos a subir a ese otro pico que
nadie conoce… que nadie sube… que no tiene camino… que siempre está solo porque
no tiene pistas de esquí, ni es un 3.000… pero no deja de ser una bonita y entrañable
cima para algunos locos como nosotros… un símbolo de fuerza, de nuestro Aragón…
Sin
pensarlo dos veces, como escuchando esa voz que nos llama desde el corazón de
las montañas, comenzamos a adentrarnos en las nubes… la senda se pierde… tan
sólo queda algún mogote… y comienza a llover… y apedrea… y también diluvia…
pero seguimos adelante, disfrutando de la libertad, de la naturaleza, de la
amistad… a cada paso perdemos el camino y nos encontramos… y avanzamos entre la
maleza, las rocas resbaladizas y el boj que sujeta la tierra roja...
Seguimos subiendo y por fin llegamos a la cima envuelta entre las nubes
y el agua… En frente, queda el pico del que venimos...
¡La felicidad nos invade! ¡Lo hemos conseguido!
Hasta prontito!!
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