Amenazados por una ola de frío y
lluvias, decidimos escaparnos de la tediosa rutina a la que nos acostumbra la
ciudad y sus comodidades… adentrándonos en las profundidades de nuestra madre
tierra…
Dejamos la pereza invernal de los
osos y nos dirigimos a ese lugar lleno de recónditos rincones misteriosos y un
tanto mágicos… y alejado de las lluvias y ese frío tan anunciado…
Con gran admiración vamos recorriendo
las esculturas naturales que se han ido formando por la erosión del viento y
del agua… Desde la cofa divisamos un espectacular paisaje confeccionado de
preciosas formaciones terrestres…
También nos sumergimos en otras
dimensiones… poco a poco nos adentramos en una cueva por debajo del suelo… ¡Qué
divertido es perderse en estos misteriosos lugares! ¡Y llenarse de tierra!
¡Y encontrar otras salidas! ¡y sentir
la fuerza de la naturaleza! ¡y la sencillez de la vida! ¡y disfrutar de la compañía
de familia y amigos!
Cada rincón es digno de ser apreciado…
como si de un museo se tratara…
El imponente cielo se rinde a
nuestros pies… y nos acompaña en esta aventura, en este ratico inolvidable de
principios del 2018… como si esperase nuestra vuelta a la ciudad para soltar
miles de gotas… y así es…
Desde muy pequeña, mi corazón se
emociona con cada salida a la montaña, a la naturaleza, a la vida… con cada
ratico inolvidable vivido con mi familia… y que al compartirlo con todxs
vosotrxs, queridxs lectorxs, lo revivo, una vez más, ya inmersa en la rutina de
la ciudad…
Hasta
prontito!!
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