Como os anuncie, comparto una
excursión muy querida y especial para nosotros, para mi... quizá sea por estar
en el desierto, o por la emoción que me causó descubrir esas cuevas de pequeña…
o por ambas cosas… pero es un lugar que me atrae… me llama.
El desierto agradece las
recientes lluvias… produciendo instantes de vida...
Vamos buscando el camino correcto, en
esa maraña de sendas que juegan a distraernos, a confundirnos, a perdernos… y
en esa búsqueda nos vamos encontrando a nosotros mismos…
Juntos, vamos superando las dificultades que surgen en el camino… y
disfrutamos de la naturaleza… a pesar de ser marzo, es un fantástico día de
primavera...
Y seguimos caminando largo rato… la tranquilidad nos rodea… los árboles
nos regalan lo mejor de ellos… aún queda camino por recorrer...
Y por fin, llegamos a la ermita que está recogida en las entrañas de la
tierra… en una misteriosa cueva de Los Monegros… es un privilegio poder
disfrutar de ese magnífico lugar, de las maravillosas vistas y comer mientras
contemplo el ascendente vuelo de dos águilas hacía la inmensidad del cielo azul...
Espero seguir visitando este lugar en compañía de mi familia, que son
mis ángeles.
¡¡Hasta
prontito!!
¡¡Feliz
día del padre!!
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