lunes, 12 de noviembre de 2007

Aspe

Aspe:


Si a mi me gusta la montaña, no es nada comparable con lo que le gusta a mi padre, el otro día aprovechando el buen tiempo, salio a la montaña, y he copiado de su diario de excursiones (que lleva haciendo toda la vida) unos trocitos muy representativos y bonitos que seguro gustan a todos los apasionados del monte, para "raticos-inolvidables":


"El Aspe con sus 2.645 metros de altitud, es una montaña preciosa de nuestro Pirineo occidental, que se puede subir desde diferentes lugares"...

"Por su cara norte es accesible partiendo de las estaciones de esquí de Candanchu, incluso se puede adelantar un tramo montado en los medios de transporte de dichas instalaciones de nieve. Desde la vertiente sur el recorrido es mas largo y se parte del final de una pista que nos acerca después de pasar por el pueblo jacetano de Aisa."...
"Si lo atacamos por la cara del mediodía, es necesario superar una fuerte pendiente, de más de mil metros, que atraviesa tres zonas muy diferentes… Primero la pradera herbosa pirenaica, ya sin árboles, pero con toda la belleza de los prados floridos y húmedos característicos de estas altitudes… si no están cuajados de nieve…
En segundo lugar nos encontramos con las rocas blanquecinas, cortantes y cortadas por una erosión implacable, es el karst en su versión gris… calizas que nos parecen hielos medio derretidos de un glaciar. Es necesario tener mucho cuidado de no caerse en oquedades o tropezar con las múltiples aristas que nos hieren las botas… Por ultimo llegamos a tierras y rocas mas rojizas que soportan alguna brizna de hierba y nos resultan mas acogedoras… pasamos algún tramo de sencillas trepadas y nos situamos en el collado, ya se ve la vertiente norte y solo nos queda ascender en fuerte pendiente la cima que tenemos justo encima y a la derecha.
Si se asciende en época de poca nieve, es precioso el contraste de estos diferentes elementos como se mezclan por los arrastres o simplemente se perciben sin interacciones entre ellos desde la cima."...
También es impresionante el paisaje de horizontes dentados de “tres miles” que se divisa desde el pico… Hacía el oeste, Navarra con sus bellos bosques caducifolios… Hacía el norte, Francia, con el Midi y su mar de nubes… Hacía el este, nuestros queridos: Lecherines, Anayet, Infiernos, Monteperdido, Vignemale… un infinito de anhelos montañeros... Y hacía el sur, se emociona nuestra mirada con esas sierras tan recorridas de Oroel, San Juan de la Peña, Guara, Santo Domingo… Finalizando en la vetusta y redondeada silueta del Moncayo."...
"¡Y sólo por tres horas de esfuerzo!... ¿Qué hay algún paso malo?... Bueno, como unas escaleras sin barandilla… Es el chocolate de la tarta…"







Pero lo que más me gusta son estas frases tan poéticas que mi padre crea para su cuaderno de excursiones:


"Cuando era joven, al subir a la montaña me sentía mayor, adulto, independiente… Capaz de conquistar el mundo… O de controlarme yo que es casi lo mismo.
Ahora que soy mayor, cuando subo la montaña me siento joven, sano, vigoroso, capaz de controlar mi cuerpo, mi mente… O de conquistar el mundo, que es casi lo mismo."




"Caminar… Delante la mañana, la ilusión, el ascenso…
Caminar… Detrás la mochila, la pereza, el miedo…
Caminar… Dentro un corazón, una voluntad, la vida…"







¿A que molan estas excursiones??... Los paisajes son preciosos... A ver cuando vamos con estos montañeros que se han recorrido todas las sendas...