sábado, 24 de enero de 2015

Incursiones, hoguera, nieve y leyendas…


Avanza Enero con su frío… y continuamos con las excursiones, que como dice mi padre, también son incursiones… porque en cada una de ellas, nos conocemos a nosotros mismos y a los demás… nos acercamos a la confianza y a la amistad… ¡Que suerte tener la oportunidad de crear otros mundos, ir al pasado, a nuestra historia y con personas maravillosas!


Saludamos de nuevo a la gran torre del castillo de Obano, que se va deteriorando sin que nadie ponga interés ni remedio en su conservación… es una lástima, que no valoremos nuestra historia…


Y emprendemos el camino, hacía nuevos lugares… el paisaje es duro, pero bonito… y con la estupenda compañía, el frío no se nota…


Entre comentarios, risas y buen ritmo, llegamos a nuestro objetivo… un pueblecito abandonado… despoblado y en ruinas… cuyo nombre es “Júnez”…


Sus únicos guardianes son los perros, que nos siguen y nos persiguen mientras recorremos las calles, la Plaza Mayor y las ruinas…


La vegetación, cual enemiga de la historia, devora las estructuras y se adueña de las ruinas…


Desde lo más alto del poblado, nos despedimos de Júnez… y retomamos el camino de vuelta… vamos ligeros… la idea es comer calentitos y al cubierto de las posibles lluvias o nieves que anunciaban para la tarde…
Así llegamos a una casita, en la que hacemos una gran hoguera con los corchos que hemos usado durante todo el año… había tantos como fiestas… por el gran número de corchos, casi hemos tenido más fiestas que días tiene el año… cada buen recuerdo vivido, se reflejaba en cada llama de la gran hoguera…


Y seguimos creando más “Raticos Inolvidables”…


Cae la noche… y en un emblemático rincón del silencioso pueblecito, iluminados por la luz de la Luna y resguardados de la nieve que comienza a caer del oscuro cielo, mi hermano nos cuenta la leyenda del pueblo de Luna...
¡Qué lástima que no podáis venir!