He vuelto a viajar en el tiempo… está vez hasta el palacio de los Condes de la Puebla del Maestre, al atravesar su puertas, dejamos atrás al Madrid actual y nos encontramos en esa época caracterizada por la nostalgia, la libertad, el honor el idealismo, la literatura y el amor... el S. XVIII.
Las paredes del Museo Romántico
están todas decoradas con mucho estilo, guardan la esencia de esa época aislándonos
del ruido y la prisa del exterior… allí dentro, siento que el tiempo se detiene.
Cada sala está dedicada
a un tema, se aprecia el ambiente delicado y sensible a través de los muebles,
los instrumentos de música, la porcelana, los objetos personales, los libros o
las obras de arte… los suelos suelen estar alfombrados y los techos decorados…
las ventanas, que a veces dan al jardín intimo y privado, están protegidas por
bonitas y coloridas telas que son las elegantes cortinas… a juego con la
tapicería de las sillas y los sofás…
Es un recorrido circular
en el que se puede disfrutar por ejemplo, del salón de baile, decorado todo a
juego en rosa pastel y a cada lado de la sala, como protagonistas se encuentran:
el arpa y el piano.
Hay vitrinas con objetos personales, como joyas, abanicos, o los carnets de baile, en los que las damas apuntaban los bailes que les habían solicitado para no olvidar, ni repetir pareja y ese mueble tan característico que es “el confidente”…
Otra sala está dedicada
a las personas de la literatura y del arte… retratos de Federico de Madrazo, actores
y obras de los teatros de Madrid, de los hermanos Bécquer, José Zorrilla o Carolina
Coronado…
Es un Palacio-Museo en el corazón de Madrid, muy bien cuidado y guardado por un personal muy amable y atento… Siempre es un placer recorrer cada una de las salas… como el comedor, el oratorio, la sala real, el gabinete de Larra, los dormitorios, el jardín, la biblioteca, la sala de juegos y muñecas…
El tiempo nos hace
volver a la realidad, a nuestro tiempo actual, a las bulliciosas calles de
Madrid… pero el museo allí permanece, guardando todo lo que fue importante en
orto siglo y nos recuerda que nada es eterno, que todo cambia… pero la esencia
siempre queda en el recuerdo y en el corazón.
Hasta
pronto!!