domingo, 30 de diciembre de 2007

Inolvidable...

Inolvidable….

Ahora que estamos en épocas de nieve y frío, recuerdo unos raticos inolvidables de veranos pasados, que transcurrieron en un camping de Soria, para facilitar la ascensión a la cima del impresionante Urbión, que es uno de mis picos preferidos, lo hemos subido tres veces y espero seguir visitándolo por más tiempo…

Durante esos días, estuvimos en contacto con la naturaleza, respirando el aire limpio, contemplando las relucientes estrellas en la noche, escuchando el canto de los pajarillos, el murmullo del agua, tomando el sol… en fin, disfrutando… y olvidándonos un poco de la rutina diaria en la cuidad…
Estuvimos acampados en un tranquilo sitio, entre pinos y robles… una vez montada la tienda, paseamos por Vinuesa, un pueblo muy bonito…



Como cuando oscurece, no hay luz, tuvimos que cenar pronto, y después dimos una vuelta por el camping, sin dejarnos los frontales!! A mi me encantó ir a la salida del camping, para poder disfrutar de la magnifica vista estelar…Hacía mucho frío por la noche, y al día siguiente teníamos que madrugar para salir de excursión, así que nos acostamos en nuestros confortables sacos de dormir… al principio no paramos de hablar, bromear y reír… fue una experiencia muy agradable…hasta que nos fue venciendo el sueño… y de repente oí en la lejanía, varios sonidos… al principio no sabía que eran… pero al prestar más atención, me di cuenta de que se trataban de aullidos de lobos o como dice mi padre ¿serian perros?…un escalofrió me recorrió todo el cuerpo…


Dentro de nuestros sacos, en la tienda, disfrutando…


Al día siguiente, nos preparamos para subir al Pico Urbión… Hay niebla y mucho frío, a pesar de ser Agosto… Pasamos rodeando casi a la Laguna Negra, que parece no tener fondo… es un paraje precioso y muy silencioso…





















Mientras la contemplamos, recordamos la misteriosa leyenda de Antonio Machado, publicado en Campos de Castilla, titulada: “La Tierra de Alvargonzález”… os pongo un fragmento que dice así:





Los Asesinos
VI
“Llegaron los asesinos
hasta la Laguna Negra,
agua transparente y muda
que enorme muro de piedra,
donde los buitres anidan
y el eco duerme, rodea;
agua clara donde beben
las águilas de la sierra,
donde el jabalí del monte
y el ciervo y el corzo abrevan;
agua pura y silenciosa
que copia cosas eternas;
agua impasible que guarda
en su seno las estrellas.

¡Padre!, gritaron; al fondo
de la laguna serena
cayeron, y el eco ¡padre!
repitió de peña en peña.”




A todos nos gusta mucho este fascinante pico, mis padres son unos enamorados de la laguna negra, como se aprecia en las bonitas descripciones de su cuaderno de campo… Tras contemplar la belleza de la Laguna Negra “comenzamos a subir por el corredor, de piedras que nos eleva rápidamente hasta el borde del farallón rocoso desde donde la vista de la laguna es un espectáculo entrañable… Hemos subido rápidos, como jóvenes que queremos subir a la cima sin controlar el esfuerzo… Arriba la planicie y los pinos no tan majestuosos como los del refugiado bosque de la laguna, nos acogen…”


Nos dirigimos hacía el Sur, por la senda que en ocasiones se divide en varias trazas… a la izquierda (Oeste), una larga cordillera de montañas, nos acompaña… y a la derecha la depresión que en su fondo guarda, la misteriosa laguna…


Cuando llegamos a la pequeña elevación final y subimos el collado, ya se divisa “el pico, rocoso, majestuoso, gris y recortado entre nubes borrascosas, es el Urbión…”




















Aún queda un trecho… subir, ladear otra laguna, que otros años esta llena de vegetación… y cuando llegamos a la base de esas rocas grises nos encajona por pasos y gargantas hasta casi trepando llegamos entre respiraciones entrecortadas a la cima del Urbión 2256 metros… ¡¡no es muy alto… pero es precioso!!



Como habréis notado las fotos que pongo son de varios años, se aprecia nuestra juventud… el cambio de la tienda de campaña…
Desde la cima, se divisan “inmensos horizontes, lomas amarillentas, rocas grises, lagunas, vértices y barrancos… nubes, una luz de cima y unas sombras en quebradas y perfiles…”
Comemos al cobijo de algunas de esas rocas gigantescas… y bajamos al barranco que nos lleva al nacimiento del Duero, ese precioso río que se hace tan grande por la Península… y que aquí podemos recoger en una cantimplora…


Una cita muy bonita, de Gerardo Diego, dice así: “Pero algo, Urbión, no duerme en tu nevero, que, entre pañales de tu virgen nieve, sin cesar nace y llora el niño Duero.”

Ya en el Camping, entre risas felices… nos damos un remojón en la congelada y desolada piscina… Acabamos tiritando… Como podéis ver hay mucha gente…


Ha sido un día maravilloso, este pico me trae muy buenos recuerdos, y me encanta dormir en tienda de campaña… es una experiencia inolvidable.

Y me despido con otro fragmento de mis padres sobre la laguna… “Ella siempre esta igual de cambiante, de encajonada, de silenciosa, de misteriosa, de oscura, de preciosa….”



Hasta pronto amig@s!!